La lucha de una madre por la justicia después de que la policía disparara a su perro
La noche del 2 de enero, Marlène y su hija Lucie vivieron un suceso traumático: su perro, un pastor alemán llamado Pomy, recibió un disparo en la cabeza de un agente de policía. Según la policía, el animal atacó primero. Marlène y Lucie se oponen enérgicamente a esta versión de los hechos, decididas a buscar justicia y descubrir la verdad.

Una controvertida intervención policial
Marlène y Lucie viven en una furgoneta en Mouscron, una ciudad en la frontera franco-belga. La noche del incidente, sus animales estaban dentro del vehículo. Alertados por unos fuertes ladridos, los agentes de policía decidieron abrir la puerta de la camioneta para investigar.
Según el relato de la policía, Pomy corrió hacia ellos ladrando. Sintiéndose amenazado, un agente disparó su arma e hirió al perro en la cabeza. «El agente debe haberse sentido en peligro», dijo un portavoz de la policía.
Una lesión grave con un rayo de esperanza
A pesar de la gravedad de la lesión, Pomy sobrevivió. Lucie relata emocionalmente: «No podía levantar la cabeza hacia la derecha, pero quería pelear». En tan solo cuatro días, el perro comenzó a caminar de nuevo, evitando por poco la eutanasia.
Sin embargo, para Marlène y Lucie, el incidente plantea muchas preguntas. «Tendrán que demostrar que esta versión es válida. Por ahora, no lo creo», afirmó Marlène.
La cuenta policial bajo escrutinio
Las dos mujeres cuestionan la versión de la policía, en particular cuestionando la ubicación de la herida en la cabeza de Pomy, que creen que contradice un tiro defensivo. La policía, por otro lado, sostiene que el disparo fue necesario para responder a una amenaza inminente.
Para Marlène y Lucie, esta explicación es insuficiente. «Es evidente que hubo un error», insistió Marlène, resuelta en su búsqueda de respuestas y justicia.
Una madre y una hija que buscan justicia
Marlène y Lucie están decididas a seguir adelante con su caso. Con el apoyo de las organizaciones de protección animal, esperan arrojar luz sobre las circunstancias que rodearon el incidente. «Pomy es un miembro de nuestra familia. No queremos que se reduzca a un caso más», dijo Marlène.
La historia ya ha despertado fuertes emociones en la región, amplificadas por la cobertura de los medios locales.



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