Multan a una pasajera con 110 euros en un tren francés porque su gato maullaba

Una pareja joven que viajaba de París a Vannes quedó atónita cuando un controlador de la SNCF les impuso una multa de 110 euros tras quejarse de que su gato Monet estaba maullando demasiado. Los propietarios insisten en que han seguido todas las normas y están oponiéndose a lo que consideran una sanción «injusta».

Indignación tras penalizar a un pasajero de SNCF por el maullido de un gato

Un gato llamado Monet y un costoso viaje en tren

El jueves 21 de agosto de 2025, Camille y Pierre abordaron un tren París-Vannes al mediodía con su gato Monet. Como exige la normativa de la SNCF, compraron un billete de 7€ para mascotas y lo colocaron en un transportín adecuado.

Pero Monet, acostumbrado al ruido del tren, maulló durante la primera parte del viaje. Según Camille, «al principio maulló un poco y, cuando un pasajero se quejó, el controlador nos multó».

La multa: 110 euros, citada por «alteración del orden público».

Quejas de otros viajeros

La infracción oficial afirmaba que el gato «no dejaba de maullar» y que «varios pasajeros» habían presentado quejas. El controlador le pidió a Camille que se trasladara a otro vagón, pero ella se negó, explicando que ya estaba en el lugar que le habían asignado con un billete adecuado para su gato.

La situación se intensificó hasta convertirse en lo que SNCF describió como una cuestión de «tensión entre los pasajeros». Sin embargo, para la joven pareja, el castigo se sintió como una grave exageración.

«Es realmente lamentable que la SNCF pueda penalizar a las personas que viajan con sus mascotas, sin dejar de mantener el orden y tomar todas las precauciones», dijo Camille.
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La respuesta de la SNCF

Contactada por los medios franceses, la SNCF defendió a su personal. La empresa aclaró que la multa «no se debió simplemente a que el gato maulle», sino a las quejas de los pasajeros y a la negativa a trasladarse a otro vagón a pesar de que había asientos disponibles.

«Nuestros administradores de trenes propusieron un asiento en el vagón de al lado, que estaba casi vacío», dijo un portavoz de la SNCF. «Esta sencilla solución podría haber resuelto las tensiones con otros viajeros».

La empresa añadió que se pondría en contacto con Camille para «aclarar cualquier malentendido» y que volvería a examinar la multa como parte del proceso formal de impugnación.

Un caso que toca un nervio

La historia provocó un amplio debate en Internet, y muchos se preguntaron si el comportamiento natural de un animal debería justificar una multa cuando el propietario había seguido todas las reglas. Camille ha impugnado formalmente la sanción y afirma que no subirá a otro tren hasta que la SNCF responda.

El incidente pone de relieve la relación, a menudo compleja, entre las empresas de transporte, las mascotas y los demás pasajeros, especialmente cuando entran en juego el estrés, el ruido y los diferentes niveles de tolerancia.

Probado, aprobado (y amado) por nuestro equipo!

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