El poni Obélix, rescatado de los abusos, muere tras encontrar finalmente un lugar seguro

Sacado de una pesadilla de crueldad por parte de grupos de rescate de animales, el poni Obélix falleció a pesar de una cirugía de emergencia. Su historia ha sacudido a una comunidad y ha reavivado la lucha contra el maltrato animal.

Un final desgarrador a pesar de todos los esfuerzos

El 1 de mayo de 2025, el lloroso director del santuario de animales Las 3 dindes anunció una noticia devastadora: Obélix, el poni maltratado rescatado unos días antes, murió durante el tratamiento. Tras ser operado para salvarlo de las terribles heridas, su cuerpo se rindió justo cuando por fin estaba a salvo.

Un cuerpo demasiado dañado para recuperarse

Obélix fue rescatado el 23 de abril de una propiedad en la región de Var, en estado crítico: un ojo destruido, su cuerpo cubierto de heridas, apenas podía mantenerse en pie. Lo llevaron de urgencia al Clinique du Cheval de Grenade en el suroeste de Francia. Si bien la cirugía del 28 de abril trajo esperanzas, su estado se deterioró dos días después. «Suele ocurrir con animales que han sufrido demasiado», dijo el equipo de rescate. «Una vez que se sienten seguros, sus cuerpos se relajan».

La violencia que sufrió fue más que negligente.

Según se informa, las lesiones del poni fueron causadas por perros que pertenecían a su dueña, una mujer que afirma dirigir una organización de protección animal. «Las fotos lo decían todo. Esto no fue negligencia. Fue una violencia extrema», dijo Lisa Fernandez de Las 3 dindes. La expulsión del animal fue tan tensa que requirió la intervención de la policía.

«Va a pagar un alto precio por esto»

Lisa Fernández no ocultó su enfado. «Le garantizo que lo pagará caro», prometió. Se están emprendiendo acciones legales. La ley francesa castiga el maltrato animal con hasta 3 años de prisión y una multa de 45.000 euros. El caso de Obélix es ahora un símbolo de la actual batalla por la justicia.

Al menos murió amado

Aunque fueron cruelmente cortos, los últimos días de Obélix estuvieron llenos de calidez, cuidado y compasión. «Dejó este mundo rodeado de amor», dijo Lisa en un mensaje entre lágrimas. «Queríamos que viviera. Pero al menos no murió solo, dolorido y olvidado».