Koko, la perrita que murió esperando el amor

Una vida frágil, perdida en el silencio

El 28 de mayo de 2025, Koko fue sacrificada en el refugio de animales BARC en Houston, Texas. Había estado sufriendo de dirofilariasis (enfermedad del gusano del corazón) y atrofia muscular grave, afecciones que requerían atención especializada y compasión, condiciones que nunca recibió.

El refugio, abrumado por los animales abandonados y sin espacio, se vio obligado a tomar la devastadora decisión. Al igual que muchos otros refugios de admisión abierta en los Estados Unidos, BARC tiene la obligación legal de aceptar a todos los animales, independientemente de su estado de salud o temperamento. Pero cuando las adopciones o los rescates no llegan a tiempo, la eutanasia se convierte en el último recurso.

Un grito que se escucha en todo el mundo

La historia de Koko fue compartida por una voluntaria en TikTok con el nombre de usuario @bristexastails. Sus palabras fueron crudas, honestas y desgarradoras. Describió a Koko como «un alma amable que solo quería amor y mimos». La historia se hizo viral rápidamente, lo que provocó miles de comentarios llenos de dolor, indignación y culpa por parte de personas que desearían haber sabido de Koko antes.

«Solo un año... solo un bebé que merecía vivir», escribió un usuario. Otro se lamentó: «¿Cómo podemos permitir que esto suceda una y otra vez?»

La atención viral provocó una ola de conciencia, no solo sobre Koko, sino sobre los temas más amplios de superpoblación de refugios, el retraso en las adopciones y los dilemas éticos que rodean la eutanasia en las instalaciones públicas.

Las duras reglas de la realidad de los refugios

Según el voluntario, los perros incluidos en la lista de eutanasia deben ser adoptados o rescatados antes de una fecha límite específica. Si no se toman medidas, el resultado es irreversible. Si bien algunos asumen que los refugios son crueles o indiferentes, la realidad es más compleja. La mayoría carecen de personal, fondos suficientes y están superpoblados.

«Los refugios están llenos y la única forma de salvar vidas es mediante la adopción o el cuidado de acogida», explicó la voluntaria en un emotivo vídeo. «No esperes a que sea demasiado tarde, cada día cuenta».

El refugio del BARC aclaró que la voluntaria que compartió la historia de Koko no formaba parte del personal y no tenía autoridad sobre las decisiones del refugio. «Solo soy un voluntario que intenta dar voz a quienes están en peligro», dijo. «Pero las decisiones recaen en el sistema».