Guiados por el corazón: María José Domínguez y su misión de proteger a los gatos callejeros de Cantillana
En el corazón de Cantillana, un pequeño pueblo de Sevilla (España), una mujer extraordinaria llamada María José Domínguez ha convertido sus desafíos personales en un faro de esperanza para los gatos callejeros de la ciudad. A pesar de tener una discapacidad visual, María José ha desarrollado una extraordinaria habilidad para percibir las necesidades de los gatos que cuida, gracias a su gran capacidad sensorial y a su profunda empatía. Su paso de ser una cuidadora ocasional a ser una defensora dedicada pone de relieve el profundo impacto que una persona puede tener en el bienestar de los animales.

Descubriendo un nuevo propósito en medio de una pandemia
El viaje de María José comenzó durante el confinamiento por la COVID-19, cuando alquiló un terreno cerca de su casa para pasear a sus perros. Pronto se dio cuenta de que los gatos callejeros buscaban refugio allí. Conmovida por su difícil situación, comenzó a alimentarlos, sin darse cuenta de las dificultades a las que se enfrentaban. Incluso después de vender la tierra, los gatos siguieron visitándola y María José mantuvo su compromiso con su cuidado. Cuando una madre gata dio a luz en su patio, los perros de María José abrazaron a los gatitos y formaron una unidad familiar inesperada. Esta experiencia profundizó su vínculo con la comunidad felina y la puso en un camino de servicio dedicado.

Afrontar los desafíos con una determinación inquebrantable
Cuidar de una colonia de gatos callejeros no es poca cosa, especialmente para alguien con discapacidad visual. María José se prepara meticulosamente para cada visita, organizando la comida y los suministros con antelación. Confía en su agudeza auditiva y táctil para detectar cambios sutiles en el comportamiento o el entorno de los gatos, como la alteración de los patrones de respiración o el desplazamiento de objetos. La tecnología también desempeña un papel vital; utiliza aplicaciones móviles diseñadas para personas con discapacidad visual para ayudarla en sus tareas diarias.
A pesar de la carga física y emocional, María José se mantiene firme. Se ha enfrentado a malentendidos y a la falta de apoyo de la comunidad, pero su determinación solo se ha fortalecido. Reconociendo la necesidad de un esfuerzo colectivo, cofundó la Asociación de Gatos Ferales de Cantillana, con el objetivo de promover la gestión ética de las colonias de gatos y abogar por los derechos de los animales. Las colaboraciones con organizaciones como Mishilovers han reforzado aún más su misión, proporcionando recursos y una red de personas con ideas afines.

Transformar el dolor en defensa
La obra de María José no está exenta de desamor. Ha llorado la pérdida de muchos gatos, asegurándose de que cada uno reciba una despedida digna. Estas experiencias han impulsado su labor de promoción, destacando la urgente necesidad de educación y un cambio sistémico. Hace hincapié en que las discapacidades no obstaculizan la capacidad de una persona de contribuir de manera significativa; más bien, ofrecen perspectivas y fortalezas únicas. Su mensaje es claro: con compasión y determinación, cualquiera puede marcar la diferencia.
Un llamado a la acción para una sociedad más compasiva
María José imagina un mundo en el que los gatos callejeros sean tratados con respeto y amabilidad. Aboga por iniciativas educativas en las escuelas para fomentar la empatía desde una edad temprana. Su historia sirve de inspiración, ya que demuestra que los esfuerzos individuales pueden conducir a un cambio significativo. Al compartir su viaje, María José espera animar a otros a abrir sus corazones y tomar medidas, demostrando que la verdadera visión viene de adentro.



.jpg)