Los perros radioactivos de Chernobyl: un misterio genético desvinculado del accidente nuclear
Tras el devastador desastre nuclear en la central eléctrica de Chernobyl el 26 de abril de 1986, las áreas circundantes siguen siendo peligrosas para la población humana. Sin embargo, la zona de exclusión se ha convertido en un sorprendente refugio para la vida silvestre, que incluye una próspera población de lo que ahora se conoce como «perros radioactivos de Chernobyl». Estos perros resistentes, descendientes de mascotas abandonadas en el momento del accidente, han desafiado las expectativas y se han convertido en objeto de una innovadora investigación genética.

La verdad detrás de su genética
A pesar de su proximidad al epicentro radiactivo, un estudio reciente revela que las diferencias genéticas observadas en estos perros no son el resultado de mutaciones inducidas por la radiación. Más de 1000 perros deambulan por la zona de exclusión, y 302 de ellos han sido estudiados minuciosamente por investigadores del Universidad de Carolina del Sur y el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano. Estos perros pertenecen a tres poblaciones distintas, que viven cerca de la planta nuclear o en un radio de 10 a 15 kilómetros del sitio de la «zona cero».
Mediante el uso de análisis genéticos avanzados, los investigadores han descubierto rasgos genéticos distintos entre los perros. Sin embargo, el estudio sugiere que estos rasgos no fueron causados por la radiación. En cambio, podrían ser el resultado de presiones ambientales o de factores genéticos preexistentes que mejoraron la supervivencia de los perros.

Hallazgos sorprendentes
El investigador principal, Matthew Breen, explica la metodología: «Empezamos buscando anomalías cromosómicas, centrándonos en las regiones genómicas más pequeñas y, finalmente, analizando las diferencias en los niveles de nucleótidos». Los resultados no mostraron ninguna evidencia clara de mutaciones provocadas por la radiación.
En cambio, el estudio plantea la posibilidad de que los perros hayan sufrido selección natural extrema tras el desastre. Megan Dillon, coautora, especula: «Es posible que los perros supervivientes ya tuvieran rasgos genéticos que los hicieran más resistentes. Esos rasgos podrían haberse transmitido de generación en generación».
Desafíos ambientales más allá de la radiación
La radiación no es el único desafío al que se enfrentan estos animales. Los investigadores, incluido Norman Kleiman, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Columbia, destacan que la zona contiene otras sustancias dañinas, como metales pesados, polvo de plomo, pesticidas y amianto. Estas toxinas, liberadas durante décadas de limpieza, probablemente desempeñaron un papel en la configuración de la salud y la genética de la vida silvestre local.
Implicaciones más amplias para la humanidad
Estudiar a los perros de Chernobyl no consiste solo en entender su supervivencia. Los investigadores creen que estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones para la salud humana. «Estos perros muestran los riesgos a los que podrían enfrentarse los seres humanos en caso de desastres ambientales similares», afirma Kleiman.
A medida que nuestras sociedades avanzan más tecnológica e industrialmente, aumenta la probabilidad de que se produzcan desastres a gran escala. Comprender cómo las especies se adaptan (o no se adaptan) a entornos tan extremos es fundamental para los esfuerzos futuros de preparación y mitigación de desastres.
El camino por delante
El estudio continúa mientras los investigadores trabajan para determinar si otros factores ambientales, como el aislamiento o la escasez de recursos, contribuyeron a las distinciones genéticas de los perros. Los hallazgos no solo podrían profundizar nuestra comprensión de la evolución bajo coacción, sino también fundamentar las estrategias para proteger tanto a la vida silvestre como a los seres humanos en entornos peligrosos.



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