La increíble historia de los perros de Chernobyl que se adaptaron a un mundo radiactivo
Décadas después del desastre nuclear, los perros callejeros de Chernobyl siguen sobreviviendo, revelando secretos biológicos sobre la vida bajo una exposición extrema a la radiación.

39 años desde la catástrofe
El 26 de abril, el mundo cumple 39 años desde el desastre nuclear de Chernobyl, una de las peores catástrofes ambientales de la historia. Cuando el reactor 4 explotó en la central nuclear de Chernobyl, liberó niveles de radiación 200 veces superiores a los de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Unas 350.000 personas fueron evacuadas, muchas de las cuales se vieron obligadas a dejar a sus mascotas. A pesar de todo, algunos de estos animales abandonados, ahora conocidos como los «perros de Chernobyl», sobrevivieron e incluso prosperaron en la zona de exclusión contaminada.

La vida encuentra un camino
Tras la evacuación de Pripyat y las ciudades cercanas, los antiguos perros domésticos se volvieron salvajes y comenzaron a formar nuevas generaciones en las zonas desiertas alrededor del reactor. A pesar de la exposición constante a la radiación y de los escasos recursos alimenticios, los perros lograron adaptarse y establecer poblaciones estables.
Su presencia intrigó a los científicos, quienes vieron una rara oportunidad de estudiar los efectos de la exposición a la radiación a largo plazo en los mamíferos.

Estudio genético innovador
En 2017, el biólogo Timothy Mousseau, junto con el Clean Futures Fund (CFF), lanzó un estudio genético sin precedentes. Los investigadores recolectaron muestras de sangre y tejido de 302 perros que vivían en varias partes de la zona de exclusión.
Publicado en Science Advances, el estudio concluyó que estos perros son descendientes directos de mascotas abandonadas durante la evacuación de 1986. El análisis genético reveló mutaciones únicas que probablemente sean el resultado de una exposición prolongada a la radiación.

Evolución en condiciones extremas
La investigación descubrió altas concentraciones genéticas entre los perros más cercanos a la planta nuclear, lo que sugiere una reproducción aislada con poca interferencia humana. Los científicos identificaron 15 grupos familiares distintos entre la población, lo que indica que los perros no solo sobrevivieron sino que mantuvieron estructuras sociales estables.
Algunas mutaciones encontradas pueden ayudar a los perros a soportar mejor condiciones extremas como la alta radiación, las temperaturas bajo cero y la escasez crónica de alimentos.
Intervenciones veterinarias y monitoreo continuo
El Clean Futures Fund, establecido en 2016, desempeñó un papel crucial en la gestión de la población canina mediante programas de esterilización, vacunación y tratamiento médico. Al trabajar en condiciones peligrosas, los veterinarios sedan a los perros con rifles de aire comprimido para realizar los procedimientos necesarios.
Estas iniciativas no solo mejoran el bienestar de los perros, sino que también permiten a los investigadores continuar estudiando cómo la radiación afecta a los mamíferos durante generaciones.




.jpg)