Animales que sienten la rebanada del cuchillo: dentro de los mataderos estadounidenses

La crueldad oculta en las granjas industriales no es ningún secreto, pero lo que ocurre durante el proceso de sacrificio puede ser aún más inquietante. «Si todo el mundo tuviera que trabajar solo un día en una planta empacadora de carne, estos mataderos no existirían», dice Ian Packer, de 36 años, investigador encubierto que documentó prácticas horribles en Manning Beef LLC en Los Ángeles.

¿Animales masacrados vivos?

Los vídeos de Packer capturaron animales aparentemente vivos durante el sacrificio. «Miré a los ojos a las vacas que palpaban cada rebanada mientras les cortaban las orejas y les despellejaban la cara. Los trabajadores las sujetaron mientras jadeaban para respirar y luchaban contra el dolor», relató Packer, cuya investigación se llevó a cabo para la organización sin fines de lucro Animal Outlook. «Ver a estos animales masacrados vivos me perseguirá para siempre».

La mayoría del ganado no es masacrado vivo, y el propietario de Manning Beef niega que haya ocurrido algo parecido en sus instalaciones. Sin embargo, las inquietantes imágenes han reavivado el debate sobre las afirmaciones de una «matanza humanitaria».

La reducción de la supervisión hace saltar las alarmas

La situación corre el riesgo de deteriorarse aún más debido a la reciente desregulación de la administración Trump, lo que reduce significativamente la supervisión federal. La secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, declaró recientemente: «Estamos reduciendo la burocracia innecesaria y permitiendo a las empresas operar de manera más eficiente». Si bien la eficiencia puede aumentar, los críticos temen que también aumente el riesgo de que los animales sean sacrificados de manera inadecuada debido a la rapidez de las líneas de procesamiento y a la reducción de las inspecciones.

Se supone que los animales deben quedar aturdidos e insensibles antes del sacrificio, pero Packer afirma haber sido testigo de cómo los animales eran procesados mientras estaban conscientes.

La negación de la industria frente a la realidad

Anthony DiMaria, propietario de Manning Beef, rechaza estas acusaciones. «No hay forma de que se pueda izar vivo a un animal», argumenta DiMaria, y señala que los inspectores federales podrían cerrar las operaciones si se producen violaciones. Sin embargo, los inspectores ya habían suspendido la instalación de la planta en 2022 tras presenciar en múltiples ocasiones un sacrificio incompleto.

El veterinario Lester C. Friedlander, experto en inspecciones de mataderos, revisó los vídeos de Packer y confirmó que muchos animales parecían conscientes y doloridos. Mientras tanto, Temple Grandin, especialista en manejo de ganado, hizo interpretaciones contradictorias, destacando la complejidad de distinguir los reflejos del sufrimiento real.

Cuestionando las normas humanas

El Instituto de la Carne sostiene que el 96 por ciento de los animales quedan aturdidos con una sola inyección; sin embargo, esto deja al 4 por ciento potencialmente expuesto a un dolor intenso. Los críticos sostienen que se trata de un margen de error inaceptable, dada la magnitud: unos 300 animales sacrificados por segundo en los EE. UU.

El bienestar animal puede parecer periférico dados los desafíos actuales del país, pero Nicholas Kristof insiste en que exige atención. «Un día nos preguntaremos cómo hemos permitido semejante sufrimiento», afirma.

Un llamado a legislar mejor

La mejora de las leyes y los protocolos de inspección han reducido el sufrimiento de los animales, pero se puede hacer más. La supervisión continua durante el aturdimiento costaría menos de una fracción de centavo por libra de carne y reduciría significativamente la crueldad.

«Si torturas a un animal, te arrestan y te etiquetan como psicópata. Pero si abusas sistemáticamente de millones de personas, te elogian por tu perspicacia empresarial», reflexiona Kristof, destacando una inquietante paradoja en nuestro sistema alimentario.